Capital de Irlanda y lugar de residencia de mi amiga María, nuestra anfitriona de lujo en Dublín.
En la foto con la escultura de Molly Malone (protagonista del himno irlandés) que justo esa semana habían cambiado de lugar.
Aunque las guías digan otra cosa, actualmente está en Suffolk Street, delante de la antigua iglesia de St.Andrews que ahora es una oficina de turismo.
LLEGADA A DUBLÍN:
Nosotros llegamos EN TREN desde Belfast. La estación de tren está bastante cerca del centro por lo que no merece la pena desplazarse en bus ni taxi.
DESDE EL AEROPUERTO hay que coger el bus 16 o 41 (la línea regular de Dublin bus, es importante llevar dinero justo, no dan cambios. 3, 30 euros) hasta las 23.30. Si se llega más tarde hay que coger el el 747 o el Aircoah que son un poco mas caros (6 euros ida, 10 euros ida y vuelta),
ALOJAMIENTO ECONÓMICO:
Backpackers D1 Hostel Dublin. La habitación mixta compartida con 8 personas y baño compartido con el resto de habitaciones de la planta, nos costó 15 euros por persona y noche en temporada baja. El hostel está bien situado y es aceptable (aunque no es barato para lo que es).
INFO DUBLÍN:
Lo que más nos llamó la atención de Dublín es que ¡solo hay gente joven!.
Se dice que el 80% de la población tiene menos de 30 años. Eso se cumple sobre todo en el centro, ya que solo vive la gente de fuera y los alquileres son muy caros. La gente mayor vive a las afueras.
Las dimensiones de la ciudad hacen que caminando se puedan visitar fácilmente sus monumentos y lugares más emblemáticos.
El río Liffey, divide la ciudad en norte y sur.
Este es el Half penny Brigde o más conocido como Ha´penny bridge. Hasta 1919 se cobraba medio penique por cruzarlo.
Este es el Half penny Brigde o más conocido como Ha´penny bridge. Hasta 1919 se cobraba medio penique por cruzarlo.
En la parte norte está O´Connell Street que es la calle más importante de la ciudad. En esta calle destaca la GPO (General Post Office), fundamental en la historia de la independencia del pueblo irlandés ya que se convirtió en un símbolo del Alzamiento de Pascua de 1916.
Y como no podía ser de otra forma, tenía que enviar una postal a casa desde la famosa GPO dublinesa.
Otra más para la colección.
En O´Connell Street hay muchos monumentos dedicados a los héroes de lo que fue el inicio de la independencia irlandesa.
Hasta los años 60 los católicos tenían que pedir dispensa papal para poder estudiar.
En la foto en el Trinity College.
Entrar a la biblioteca cuesta 10€.
La zona de las plazas georgianas es del S.XVIII, época de auge en Dublín. Las mayoría de edificios importantes son de esa época.
Hay tres: Merrion Square, (donde está la estatua de Oscar Wilde), St. Stphens Green, el parque que hay en el centro y la mas escondida: Fitzswilliam Square, que es la más pequeña y a día de hoy sigue siendo privada.
La foto con James Joyce tampoco podía faltar.
Las catedrales más famosas están muy cerquita la una de la otra y son Catedral de Christ Church y St Patricks (5€ vale entrar) y ambas son protestantes, algo curioso ya que la mayoría de la población es católica.
Este barrio me gustó mucho.
DE PUBS:
Existe una gran cultura de bares en Dublín. Los pubs, aunque la entrada sea diminuta, por dentro son inmensos. A los irlandeses les encanta pasar tiempo en los bares y beber. Beber mucho.
Temple Bar es una zona que estaba en deshuso y muy deteriorada por lo que bajaron los alquileres de los pisos y los artistas se empezaron a mudar allí y revitalizaron el barrio. Actualmente, es el barrio “cultural” de Dublin. El barrio no toma el nombre del pub Temple Bar, sino que es el pub el que tomó el nombre del barrio, y así se ha hecho el mas conocido de todos (debe su nombre a Sir William Temple, quién adquirió los terrenos en el año 1600.)
En todos los bares los precios son iguales: las pintas valen 5 euros y siempre hay músicos tocando en directo dentro de los pubs y en la calle.
Visitamos muchos bares pero me quedo con estos por su originalidad:
The Bank (College Green), un antiguo banco reconvertido en bar. Lugar elegante, sofisticado y con infinitos detalles de su época banquera. Al bajar a los baños por ejemplo, pasar por las cajas fuertes de máxima seguridad. Sitio curioso curioso.
Y mi favorito: The Church (Jervis Street): una iglesia protestante. Así, tal cual.
Cuando Irlanda se independizó la iglesia se puso en venta y se reconvirtió en un pub conservando toda la esencia de la arquitectura original.
Esta barra en medio de la iglesia y las mesitas a los lados, me dejaron alucinada. Un sitio muy chulo.
María recomendaría como el más bonito el Café en Seine en Dawson Street, pero de ese no tengo foto.
Y hablando de bares, también había que nombrar las cervezas irlandesas!
Una visita típica en Dublín es ir a la fábrica de Guinnes: la Guiness Storehouse (la entrada cuesta unos 18 euros). Se puede llegar con el tranvía (Luas, tiene 2 líneas).
Y para finalizar, otra cosa representativa de Dublín: sus puertas georgianas.
Hay varias teorías sobre el porqué de las puertas de colores.
Cuentan las malas lenguas que fue para evitar que los borrachos, al volver de los pubs, se equivocaran de casa.
Otra teoría cuenta que cuando enviudó la reina de Reino Unido, mandó pintar todas las puertas de negro. Dublín, por llevar la contraria, las pintó de colores.
La historia oficial y probablemente la más certera nos cuenta que las puertas coloridas de Dublín nacieron para contrarrestar la monotonía de la arquitectura georgiana. Verdes, azules, amarillas, rojas, blancas, de colores brillantes, todas resaltan contra el gris de la piedra o el rojizo y monótono ladrillo, de lo que están hechas muchas de sus fachadas. Son puertas que evocan a su pasado, a la ciudad que fue la segunda del Imperio Británico, allá por el siglo XVIII.
Sea cual sea el origen, lo cierto es que sus puertas le dan a la ciudad ese colorido que el clima irlandés usualmente no ofrece con sus cielos, comúnmente, grises.
GRACIAS a my friend María Bascuas por facilitar toda la información de este post y por hacernos de Dublín, un lugar para recordar siempre.
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