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Sur de Bali

Zona turística por excelencia. Los viajes, sean del tipo que sean, incluyen un ruteo por esta zona de playas surferas, resorts y pubs guirilanders.
Podría escribir una entrada de cada uno de los lugares que visitamos en el sur de la isla pero no merece la pena ya que todo nos pareció básicamente lo mismo.
La famosa zona costera que va por Seminyak, Legian y Kuta es el equivalente asiático a Salou, La Pineda y Cambrils.
En mi humilde opinión, me quedo con la alternativa mediterránea por dos motivos: cercanía y la posibilidad de darte un baño sin miedo a que se te coma una ola de 3 metros! Eso sí, bañarse en el Índico es más exótico.
Es cierto que el ambiente no nos gustó nada pero aparte de eso e intentando ser objetiva, no puedo entender a la gente que se hace un viaje de 20 horas de avión para ver las playas de Bali siendo que hay playas mejores en España (véase Menorca por decir un sitio).
Nos alojamos en Legian, alquilamos una moto (50.000 rupias al día - unos 3 euros) para recorrer la costa y la famosa Península.

PENÍNSULA DE BUKIT

Es muy cómodo ir en moto por allí (bordeando la costa, nunca por autopista!! El GPS nos metió por  la autopista; yo pasé mucho miedo).  Las carreteras están muy bien. 
La cala de Padang Padang repleta de surferos de todo el mundo, el templo Ulu Watu que no está mal (el entorno, porque el templo es poca cosa), playas y acantilados, poco más que ver.

Ulu Watu y vistas al Océano Índico

KUTA / LEGIAN

Misión imposible encontrar un hostel o un puesto local de comida callejera. Todo hoteles y bares con banderillas de todos los países, música internacional, gente de juerga y chiringuitos de ropa playera.
Una de las peores experiencias viajeras que hemos tenido la vivimos aquí.
Claro ejemplo de cómo el turismo destruye los lugares y, peor aun... a las personas.

En Legian cambiamos dinero en una tienda callejera que ofrecía un cambio bastante bueno. Contamos el dinero un millón de veces y a las horas de irnos de allí nos dimos cuenta de que nos habían robado en la cara más de 700,000 rupias (unos 60 euros). No sabemos cómo lo hicieron pero son unos artistas en esto. Nuestro caso no es aislado sino todo lo contrario.

Pero lo que realmente nos dejó de piedra fue que cuando volvimos con el cabreo a la tienda acompañados por el de seguridad de nuestro hotel (mejor prevenir, no sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar al hacerle frente al ladrón), el tío que se había quedado con nuestro dinero se quedó en plan… “uppps! Me habéis pillado!!” Así como si nada, y nos devolvió TODO como si la situación fuese super normal.

Obviamente le dijimos de todo. Preguntarles de qué religión son los deja K.O.; se lo toman muy en serio y todo el mundo cree en algo así que entrarles por ahí les duele. Además del flaco favor que le hacen a su país...

Esta zona de Bali nada tiene que ver con lo que nosotros conocemos del sudeste asiático.

Esta fue la gota que colmó el vaso para querer huir de Bali. Y así sin querer aun nos tuvimos que quedar un día más porque no había transporte hacia el puerto de Padang Bai (al este) así que dedicamos el día extra para pensar en nuestro siguiente destino indonesio.

Entre aldeas y terrazas de arrozales

Los alrededores de Ubud, al norte hacia Penelokan, son preciosos. A partir de Pujung hay arrozales impresionantes. Esa zona es muy turística pero merece muchísimo la pena alejarse hacia el noroeste y seguir alucinando sin cruzarte con nadie.
A pesar de la lluvia que aparecía y desaparecía constantemente, estos días en los que estuvimos perdidos por aquí son uno de los recuerdos más especiales que tenemos de Indonesia. 
De hecho, diría que fue lo único que realmente nos gustó de la isla de Bali.
Muchos artesanos solitarios entre los caminos esculpían las figuras que luego se venden por toda Bali. Merece la pena parar a charlar un rato con ellos (o hacerles señas) y comprarles algún recuerdo.
Durante muchos km solo vimos campos de arroz y patos que se cruzaban por el camino. De pronto, a lo lejos, un montón de tiendecillas en las que vendían batiks... "ummmm, ahí hay algo". Paramos  y descubrimos este templo en mitad de la nada.

Otro de los grandes descubrimientos que encontramos de chiripa a las tantas de la tarde cuando ya volvíamos a Ubud pensando que ese día no íbamos a comer porque no vimos puestos de comida en todo el recorrido... fue el Restaurante Boni Bali. Aparcamos la moto, subimos unas escaleras y apareció ante nosotros una terraza inmensa con vistas a una pendiente llena de arrozales.
Recomendado por Tripadvisor y, desde ese momento, también por nosotros. Está en la carretera que va dirección Gianyar. Las poquísimas personas que estaban comiendo habían ido con taxi hasta allí (los únicos calados por la lluvia, con zapatillas de montaña y casco de moto éramos nosotros).
Noodles soup, Mie Goreng a lo balinés y creps de coco
Comimos genial. Fue, con diferencia, el día que más pagamos por comer en todo el mes que estuvimos en Indonesia. 10 euros por persona.

Seguimos la ruta:
 Hacia el sureste de Ubud está Bedulu con su famosa cueva y varios templos hinduístas.

Bali en moto

Alquilamos una moto varios días para explorar Bali a nuestro aire. De esta forma recorrimos la zona del centro norte de la isla, los alrededores de Ubud y la Península de Bukit.
 DATOS PRÁCTICOS:
- Descarga de la aplicación: Navegador NAVFREE: es un GPS en el que te descargas los mapas y una vez descargados no necesitas Internet para que funcione la aplicación. En Bali nos funcionó perfectamente. Nos llevó por caminos perdidos y desconocidos. Tras probar otros navegadores, sin duda, este es el mejor con diferencia.

CARNET DE CONDUCIR INTERNACIONAL: No pensábamos llevarlo, en Vietnam también cogimos motos y ni nos planteamos lo del carnet. Aquí lo trajimos por si acaso (cuesta unos 10 euros). Leímos muchas experiencias de gente a la que le había parado la policía y puesto una multa importante (sobre 50 euros). A nosotros nadie nos lo pidió.

ESTADO DE CARRETERAS Y CAMINOS: no están mal (aceptables), conducen por la izquierda lo cual es un handicap a tener en cuenta. En los pueblos más grandes suele haber atascos. Lo más peligroso son los bichos que se cruzan en el camino y se te meten sin que te des cuenta debajo de las ruedas (perros, gallinas, patos...). Importante ir con ojo y repostar habitualmente, por lo demás sin problema; añadir que moverse con moto es la única forma de ver el Bali auténtico.
ALQUILER DE MOTO (por día): 60,000 rupias (4 euros).



- REPOSTAR:
El litro de gasolina: 7,000 (0,40 euros).

Gasolineras hay poquísimas. Lo más práctico es ir repostando en estas paradas en las que te venden la gasolina en botellas de plástico. Lo mismo te atiende el dueño, que un vecino, que una niña que pasaba por allí en ese momento.

Ubud

Llegamos improvisadamente a Ubud en la furgo particular del hombre que apareció de la nada en Denpasar.
No teníamos alojamiento pero lo primero era comer algo. 24 horas de viaje sin parar y las últimas con el subidón de adrenalina que supuso perder y encontrar mi pasaporte.
Primera impresión al llegar a Ubud: ciudad con encanto, a tope de gente y bares bonitos (para turistas). Ahora sí... relax!
Aprovechamos la wifi del bar para buscar en el móvil alojamientos y tantear las posibilidades disponibles para las próximas tres noches. Reservamos el Puri Homestay., 250.000 IDR la habitación doble con desayuno. Unos 9 euros por persona y noche.
Típica casa balinesa con un patio interior ajardinado y decorado con detalle. Nos encantó. Está a unos 25 minutos alejado de todo pero precisamente para nosotros fue otro de los aspectos positivos (aunque el primer día casi no lo encontramos!). El centro de Ubud era guirilandia y estar allí nos permitió ver un Ubud más real.

Encontramos muchas diferencias entre Java y Bali. En Java son musulmanes y aquí son hinduístas. La gente en Java es mucho más conservadora, en Bali más abiertos. Bali muucho más turístico y el estado de las carreteras es mejor. Bali más caro! por ejemplo, en Java lavar un kilo de ropa nos costaba unos 30 céntimos, aquí 1,5 euro. Y otra gran diferencia: en Bali había agua caliente en las duchas, en los hostels de Java no había. La comida también es distinta: los platos típicos se llaman igual pero están hechos de diferente forma. Nada que ver comerte un "Mie Goreng" en Java que en Bali. Otra diferencia a considerar: la cerveza! aquí es sencillo beberte unas cuantas, en Java (por la religión) era más complicado conseguirlas en sitios no turísticos.
Ubud es el centro cultural y artístico de Bali. Numerosos templos y construcciones hinduístas son su sello de identidad.
Las ofrendas balinesas forman parte del día a día de los locales. Se celebran en todas partes en Bali: en las calles, bajo los árboles, en los coches, tiendas y en lugares sagrados. Un Canang Sari hecho de hojas de plátano relleno de flores, galletas, arroz y algunas veces incluso dinero, no es solo para aplacar a los espíritus y dioses, sino que también son bellas piezas de arte efímero. Una familia promedio gasta, al menos, la mitad de sus ingresos en hacer estas ofrendas.
Este es el local market. Locura máxima de regateo y vendedores a la caza del turista. Es un buen lugar para perderse en alguna de las callejuelas y comprar batiks (tela típica indonesia) a buen precio.
Ubud son sonrisas, templos y colores pero también se respira un ambiente bastante postizo de ceremonias para turistas.
El templo Pura Taman Saraswati me gustó especialmente, poca gente y un ambiente muy chulo.
El Puri Dalem (Palacio Real) también es bonito. En ambos lugares la entrada es gratuita.
  
 
Aquí una muestra de arte balinés.




Hay muchos estudiantes que te paran por la calle para practicar el inglés. Te hacían preguntas personales y se partían de risa porque, o no se enteraban de nada, o no sabían escribirlas y te acababan diciendo que se las escribieras tú.
Hay que reconocer que Ubud tiene encanto pero el primer día ya nos percatamos que si queríamos ver el Bali auténtico teníamos que alquilar una moto.

Famosísima Bali

Destinos que viven por y para el turismo a mi personalmente me aportan muy poco, era el motivo por el que la isla de Bali no entraba en los planes de ruta. 
Finalmente vinimos de rebote dado que la excursión al final del viaje a Java incluía el ferry aquí.
Y ya que estábamos, decidimos darle una oportunidad y explorar el Bali rural y auténtico a nuestro aire con una moto. 
La verdad es que solamente por recorrer las aldeas desconocidas y terrazas de arrozales perdidas de la zona que queda al norte de Ubud mereció la pena el paso por Bali.
Eso sí, imprescindible alquilar la moto para HUIR, literalmente, del circo turístico de la famosa Península de Bukit, Kuta y Legian. Horror, ni volveremos ni lo recomendaremos.

Comienzan las entradas sobre Bali.

Cómo perder el pasaporte y que no te dé un infarto

¿Qué es una de las peores cosas que te pueden pasar en un viaje por libre a más de 12.000 km de tu país?

PUES ESO. Perdí mi pasaporte durante unas interminables horas en Bali. Una de estas cosas que dices... "a mí eso es imposible que me pase".

Aquí un enlace al post anterior para contextualizar nuestra racha: De Java a Bali

Llegamos a Denpasar tras un viaje repleto de imprevistos por tierra y mar de más de 20 horas sin dormir ni comer. Bajamos del autobús público cogimos las mochilas y nos quedamos un rato en la estación pensando qué hacer... si quedarnos, irnos...

A los 10 minutos nos damos cuenta de que nos faltaba una de las mochilas pequeñas. Casualmente, justo la mochila en la que iba: mi pasaporte, mi dinero y todas mis tarjetas. Siempre siempre las llevo conmigo y precisamente unas horas antes las puse en esa mochila para hacer el ascenso al Kawa Ijen más descansada.

Por supuesto, el bus ya no estaba.
S.O.S.
PROBLEMÓN: Nadie en esa estación hablaba inglés, no sabíamos a dónde se dirigía el bus, podría ir a cualquier lugar de Bali, o peor aun... a otra isla!! (de hecho nosotros cruzamos con ese bus en un ferry desde Java).

Y creo que, para lo gravísima que era la situación, supimos reaccionar bastante bien. No había tiempo de discutir por ver a quién se le había olvidado coger la mochila, ni de bloquearnos, ni de pensar en nada más que encontrar el autobús. Preguntamos de mil maneras, con gestos, con dibujos... a los trabajadores de la estación pública de buses. Nos costó hacernos entender y finalmente nos escribieron en el papel de mi libreta el nombre de otra estación de Bali y el número de las matrículas de los últimos 2 buses que habían parado allí. Era lo único que teníamos y había que confiar en eso. VAYA TELA.
Corrimos (máxima velocidad) a coger un taxi para que nos llevase a esa estación que "supuestamente" podía estar el autobús con la mochila. Tras acordar precio le dije que le pagábamos el doble si, una vez en la estación, nos ayudaba a movilizar a todo el mundo para encontrar las matrículas.

No sé lo que duró el trayecto, mucho tiempo, se me hizo eterno, me daba igual el dinero, las tarjetas... pero el pasaporte... buff!

Perder el pasaporte supone tener que ir urgentemente a la embajada. Indonesia es un país-archipélago inmenso y solo hay una única embajada en Jakarta. Sin pasaporte no puedes coger aviones. Ir por mar y tierra hasta Jakarta suponía hacer 4 días de viaje (indocumentada) sin parar, más los días de trámite para que me solucionaran el marrón.

Llegada a la estación Ubung, la que ponía en la nota. Allí nos topamos con ¡¡200 autobuses idénticos!! Corriendo con el taxista de bus en bus mirando matrículas, localizamos uno! bien! pero no era... Al rato de buscar localicé la otra matrícula.

A lo lejos reconozco a nuestro conductor y así como me ve corriendo hacia él se levanta y coge algo de dentro del bus... ahí estaba.

INCREÍBLE. La guardaba TAL CUAL, sin abrir, sin tocar... Primera sensación positiva de la gente balinesa.

Bueno ya vale de imprevistos (al menos por hoy!). ¿Qué hacemos ahora? nos quedamos? nos vamos?

De pronto, cosas surrealistas que solo pueden pasarte en el sudeste asiático, apareció de la nada un hombre con su furgoneta particular y nos preguntó que si queríamos ir a Ubud por 100.000 IDR (7 euros), nos miramos y le dijimos que sí. Mochilas dentro (todas) y por fin... vamos a algún sitio!
Primera foto tras unas horas muuuy tensas.
¡Creo que el viaje en esta furgoneta fue el más feliz de mi vida!
Contra todo pronóstico: seguimos el viaje!