Llegamos improvisadamente a Ubud en la furgo particular del hombre que apareció de la nada en Denpasar.
No teníamos alojamiento pero lo primero era comer algo. 24 horas de viaje sin parar y las últimas con el subidón de adrenalina que supuso perder y encontrar mi pasaporte.
Primera impresión al llegar a Ubud: ciudad con encanto, a tope de gente y bares bonitos (para turistas). Ahora sí... relax!
Aprovechamos la wifi del bar para buscar en el móvil alojamientos y tantear las posibilidades disponibles para las próximas tres noches. Reservamos el Puri Homestay., 250.000 IDR la habitación doble con desayuno. Unos 9 euros por persona y noche.
No teníamos alojamiento pero lo primero era comer algo. 24 horas de viaje sin parar y las últimas con el subidón de adrenalina que supuso perder y encontrar mi pasaporte.
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Típica casa balinesa con un patio interior ajardinado y decorado con detalle. Nos encantó. Está a unos 25 minutos alejado de todo pero precisamente para nosotros fue otro de los aspectos positivos (aunque el primer día casi no lo encontramos!). El centro de Ubud era guirilandia y estar allí nos permitió ver un Ubud más real.
Encontramos muchas diferencias entre Java y Bali. En Java son musulmanes y aquí son hinduístas. La gente en Java es mucho más conservadora, en Bali más abiertos. Bali muucho más turístico y el estado de las carreteras es mejor. Bali más caro! por ejemplo, en Java lavar un kilo de ropa nos costaba unos 30 céntimos, aquí 1,5 euro. Y otra gran diferencia: en Bali había agua caliente en las duchas, en los hostels de Java no había. La comida también es distinta: los platos típicos se llaman igual pero están hechos de diferente forma. Nada que ver comerte un "Mie Goreng" en Java que en Bali. Otra diferencia a considerar: la cerveza! aquí es sencillo beberte unas cuantas, en Java (por la religión) era más complicado conseguirlas en sitios no turísticos.
Ubud es el centro cultural y artístico de Bali. Numerosos templos y construcciones hinduístas son su sello de identidad.
Las ofrendas balinesas forman parte del día a día de los locales. Se celebran en todas partes en Bali: en las calles, bajo los árboles, en los coches, tiendas y en lugares sagrados. Un Canang Sari hecho de hojas de plátano relleno de flores, galletas, arroz y algunas veces incluso dinero, no es solo para aplacar a los espíritus y dioses, sino que también son bellas piezas de arte efímero. Una familia promedio gasta, al menos, la mitad de sus ingresos en hacer estas ofrendas.
Este es el local market. Locura máxima de regateo y vendedores a la caza del turista. Es un buen lugar para perderse en alguna de las callejuelas y comprar batiks (tela típica indonesia) a buen precio.
Ubud son sonrisas, templos y colores pero también se respira un ambiente bastante postizo de ceremonias para turistas.
El templo Pura Taman Saraswati me gustó especialmente, poca gente y un ambiente muy chulo.
El Puri Dalem (Palacio Real) también es bonito. En ambos lugares la entrada es gratuita.
Aquí una muestra de arte balinés.
Hay muchos estudiantes que te paran por la calle para practicar el inglés. Te hacían preguntas personales y se partían de risa porque, o no se enteraban de nada, o no sabían escribirlas y te acababan diciendo que se las escribieras tú.
Hay que reconocer que Ubud tiene encanto pero el primer día ya nos percatamos que si queríamos ver el Bali auténtico teníamos que alquilar una moto.
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