Welcome to the paradise!

Desembarcar en Gili Meno y decidir, casi al instante, quedarnos más días de lo planeado. ¡Flechazo!
La idea era alojarnos en Meno y, desde ahí, visitar las otras dos islas, pero en cuanto vimos que estábamos prácticamente solos en esta diminuta isla y que todo era un auténtico paraíso virgen no nos movimos de allí en 4 días.
Nada asfaltado. Solo caminos de tierra y algún bungalow escondido. Éste fue el nuestro.
El techo era abierto por lo que los mosquitos, lagartijas, cucarachas y bichos en general se convirtieron en nuestros compañeros de viaje.
Salir de la habitación y que una cabra se esté comiendo el pareo que habías dejado tendido, o que un gallo se meta debajo del bungalow y se ponga a cantar debajo de tu cama a las 5 de la mañana, crean momentos de esos que no se olvidan.
Ojalá el turismo nunca destroce este lugar.
Tardamos una hora en rodear la isla y volver al punto de partida en un increíble paseo bordeando la playa.
Pequeñas cabañas a la orilla del mar en las que te sirven platos de comida local. Sin lujos, sin comodidades... Lugar privilegiado, con vistas increíbles, ¿se necesita algo más? definitivamente no!
 Dando un par de paseos puedes conocer perfectamente la isla entera en apenas un día.
Cada vez que sales a pasear te cubres de tierra.
Único tipo de transporte de la isla junto con las bicicletas.
Descubierto semejante lugar, solo nos quedaba disfrutarlo
Y aunque parezca que no, puedo contar algo negativo sobre las Gili: hace años la gente pescaba dinamitanto las barreras de coral. De este modo, los peces morían y salían a la superficie. Además de esta barbaridad, la consecuencia a día de hoy es que las orillas del mar están cubiertas por miles de millones de trocitos de coral.
Con esto el paisaje es aun más bonito y peculiar si cabe pero es terrible  el hecho de que apenas quede coral en el mar que bordea las Gili. Gravísimo atentado contra este paraje natural.
Relax con vistas a Gili Air y cenas de pescado fresco que exponen a la orilla del mar todos los días.
Atardeceres de película.

Un acierto haber elegido Gili Meno. Las otras dos islas no son tan vírgenes.
RELAX. Poco más que hacer: paseos hasta conocerte cada rincón, disfrutar de la comida local en los 4 puestos que hay en toda la isla, los atardeceres, baños en las aguas transparentes, recoger exóticos trocitos de coral y por supuesto.... ALUCINAR, haciendo snorkel o submarinismo, con la vida marina y las tortugas que están por todas partes. Experiencia, esta última, que merece una entrada aparte.

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