Ninh Binh

CAMBIO DE TERCIO!! Volvimos a Hanoi y de ahí fuimos directos a la estación y pillamos un tren (unas 7 horas en total) rumbo al sur... bajamos en NINH BINH.

Ninh Binh es un pueblo con muy poquito turismo, alquilamos dos motos, una con un conductor local que no hablaba ni papa de inglés pero era encantador. Fue una gran compañía que nos llevó por aldeas de esas que no salen en los mapas, en las que los niños salían a saludarnos, los pollos se cruzaban en nuestro camino y los lugareños con sombreros cónicos desgranaban el arroz en medio de las calles de tierra. Una gozada el no cruzarte con ningún turista durante horas. SIN DUDA, LO MÁS AUTÉNTICO DEL VIAJE!

Raúl adelantando al tractor de cerdos 
Ese señor flipó bastante cuando nos vió por allí, lo chulo de ir a sitios así es que la gente alucina tanto contigo como tú con ellos.

Ninh Binh es como la Bahía de Ha-Long pero en el interior, en lugar de agua en medio de los bloques de pieza cáliza, hay arrozales. Menos espectacular a nivel de paisaje... pero más auténtico a nivel de experiencias personales.
No sale en las rutas turísticas ni sale en muchos mapas, es un lugar que pasa desapercibido en los viajes a Vietnam, prácticamente nadie se detiene aquí.

Nuestro improvisado motoguía nos llevo hasta los pies de esta colina con una escalinata de piedra de casi 500 escalones... nos pilló la lluvia pero gracias a ella soportamos mejor el calor para la subida china chana china chana... 


Tuvimos que hacer más de una parada (los escalones son muy altos y agotan!) para contemplar las vistas y echar un trago de agua... casi estamos arriba!
Es ascenso es árduo pero las vistas merecieron mucho la pena.

en lo alto descansaba un altar dedicado a una diosa... pero nos dedicamos a hacer fotos al impresionante paisaje.


Luego el guía nos condujo hasta el río Sao Khe. Íbamos a ir por otro itinerario pero en la cima anterior nos juntamos con unos chicos que nos recomendaron otro trayecto con menos turismo y la verdad es que a pesar de la lluvia nos encantó el paseito en barca

antes de subir a la barquita compramos unos dulces típicos vietnamitas hecho de miel y cereales.

Grutas de Trang An, kilométricas! toda una terapia de choque para mi claustrofobia!
Merece la pena desviarse de las rutas turísticas para disfrutar de días y momenticos de serenidad y autenticidad como los que vivimos aquí. Lugar muy alternativo y recomendado. 

El mono cabrón que me robó la pulsera.

Y aquí el supercrak de la expedición, nuestro guía!

Mercadillo de Ninh Binh

La gente encantadora de este pueblo ha visto que desde hace poco llegan turistas y claro, allí no hay restaurantes ni están preparados como en las ciudades, así que lo que hace la gente es abrir las puertas de sus casas y sacar fuera una mesa y unas sillas y dar de comer a quien se acerque. El primer día comimos de lujo (el cocinero era el padre, menudo chef!!) y les prometimos que volveríamos... al dia siguiente cuando nos vieron nos dijeron que entrásemos a comer con ellos, y allí estuvimos en su salón, compartiendo mesa y tele con la familia...

No hay comentarios :

Publicar un comentario